Durante algún tiempo, los nidos hechos de saliva de la salangana, un ave de Asia Meridional,
eran arrancados de las rocas y comprados a altísimo precio por los chinos e hindúes, para echarlos en el caldo de gallina y carnero.
Según informes oficiales de principios de siglo, los dyaks de Borneo arrancaban el corazón a los prisioneros para comérselo crudo. Así se infundían valor.
En algunas zonas de Grecia y el sur de Italia, la señal de pulgar arriba no significa “todo va bien”; es, más bien, un insulto de carácter sexual.
Cuando el Imperio Romano alcanzó su máximo esplendor, en el siglo IV, su red de caminos y carreteras alcanzaba los 80.000 kilómetros.
Antiguamente, dormir en las posadas era un auténtico peligro para los viajeros. Muchos posaderos estaban compinchados con los salteadores de caminos, para que por la noche entraran en la habitación del huésped, robaran sus pertenencias y lo asesinaran. Por este motivo, los viajantes solitarios preferían dormir a la intemperie, al cobijo de una roca o unos matorrales.
A pesar de que está totalmente prohibido, algunos indios cuna de Panamá siguen sacrificando -bien enterrándolos vivos, bien envenenándolos - a los bebés albinos. Antiguamente estos niños de piel y pelo blancos eran eliminados, debido a que resultaban poco rentables para la tribu y constituían una carga familiar, ya que al carecer su piel del pigmento melanina, no podían exponerse al sol.
Las mujeres karo-batak, de Sumatra, se introducen en la vagina una bola de opio como método anticonceptivo.
Una de las dietas de adelgazamiento más efectivas puede haber sido la del norteamericano Ronald Springston. En 1981 necesitaba perder 25 kilos, así que fue a ver a un hipnotizador, con objeto de que éste le infundiera la autoconfianza necesaria para soportar el régimen. El hipnotizador le convenció de que tenía la fuerza necesaria para ponerse a dieta “o incluso para robar un banco”. Springston salió de la consulta hipnotizado, y atracó un banco. Fue detenido pocos días después, y más tarde condenado a cuatro meses de prisión menor en un correccional. Cuando salió, había perdido 25 kilos.
En la India, a los moribundos y deshauciados se les llevaba al río Ganges y se les llenaba la boca de tierra, para ahogarlos a continuación en las aguas sagradas.
En la Edad Media, las ejecuciones de presos eran la fuente de un particular mercado negro; se comerciaba con las sogas de la horca, que se suponía que poseían abundantes virtudes curativas. También con el sebo de los ahorcados, para fabricar velas que, según se creía, podían alumbrar tesoros ocultos; y con la mandrágora, planta considerada la panacea contra todas las enfermedades, que crecía, según creencia popular, al pie de los patíbulos, regada con el semen de los ahorcados.
En la Roma del siglo XVI existía una estatua denominada popularmente El maestro pasquino, donde los ciudadanos solían colgar versos satíricos en los que se criticaba y ridiculizaba a las principales figuras del papado y, en ocasiones, al mismísimo Papa. Esta práctica duró varios siglos.
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