GRANDES ERRORES DE LA HISTORIA

En 1938, el ejército francés realizó maniobras en la zona boscosa de Las Ardenas, al norte de la línea Maginot.

Los tanques franceses que hacían el papel de enemigo cruzaron sin problemas las espesas florestas.

Pese a todo, en mayo de 1940 la doctrina oficial del Elíseo consideraba imposible el transito de las divisiones blindadas alemanas por el bosque.



El general Gamelin, obsesionado con la Primera Guerra mundial, esperaba el ataque aún mas al norte, desde Bélgica, por lo que dejó pocas tropas y de baja calidad en los bosques de las Ardenas: justo donde los Pánzer alemanes rompieron el frente.
No era cosa de la tropa ni del pueblo de Francia poner en duda la sabiduría de Gamelin.

Por su culpa Francia fue ocupada por los nazis.





Otro terrible error táctico de la historia fue la extraordinaria y triste historia de la flota rusa del Báltico a cargo del vicealmirante Zinovy Petrovich Rozehestvensky, que en 1905 tuvo que realizar una lamentable odisea de 18.000 millas, tan solo para irse al fondo del mar el mismo momento de su llegada al punto de destino.

Su misión fue ir a dar batalla a la flota japonesa en su propio territorio.


Lo pero de todo era que los marineros no estaban bien entrenados: durante el periplo hundieron barios barcos mercantes y pesqueros, pensando que eran japoneses.

 Durante una practica, trataron en vano de pegarle a un blanco, el único disparo que llego, le pego al barco que remolcaba el blanco. Ya llegando al final del viaje, el vicealmirante recibió la orden del Zar de destruir la flota japonesa y volver luego para ser relevado, mensaje que lo sumió en una resignación melancólica. Llego a Japón y fue hundido con toda su flota por los japoneses. Todo un error de los planificadores y estrategas rusos.


Peor fue el destino de 10.000 hombres que perdieron la vida el 24 de octubre de 1916 para reconquistar el fuerte de Douaumont, en Verdún.

Este había sido tomado meses antes por un solo sargento alemán, gracias a la negligencia táctica del mando aliado.

Era una posición clave en un sector clave y el sargento se lo encontró prácticamente vacío.

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